Por Arturo Sandoval
Caso Real contado por un padre de familia.
No era con el afán de parecer super liberal, pero las críticas familiares han sido muy duras conmigo cundo se enteraron del regalo que le di a mi hija de 15 años de edad: un condón.
En fin, ojalá algún día mi familia entienda que lo hice para salvar a mi niña de una enfermedad venérea o de un embarazo no solamente no deseado, sino además repudiado, o hasta la vida en caso de un portador del SIDA.
De ninguna manera mi intención era pervertir o dar pauta para que iniciara su vida sexual antes de tiempo. No, repito, de ninguna manera. Mi intención era salvarla de todas las complicaciones físicas con las que cargaría una adolescente en caso de violación.
Días antes de darle el condón, habíamos visto en el noticiero “Ocurrió Así” el caso de una mujer violada en un lugar de Estados Unidos que, ante no tener posibilidad de escapar, negoció con su violador (armado con una navaja) el uso de un condón que traía ella en su bolso, argumentando ser portadora de una enfermedad venérea, lo cual no era cierto. Ella salvó la vida y pudo narrar cómo. Al delincuente lo atraparon horas después, por cierto intoxicado con drogas.
Indudablemente el daño sicológico quedará tatuado indeleblemente en la mujer, pero se imaginan, queridos cibernaútas, la vida de esta víctima si hubiera quedado embarazada o contagiada de una enfermedad incurable, o peor aún: con ambas cosas.
En el caso de mi hija, sabía que con sus sólidos principios asimilaría positivamente la intención de mi regalo y estaría lejos de tirarse al libertinaje sexual.
La buena comunicación entre padres e hijos es fundamental para evitar problemas graves a los adolescentes y hasta salvarles la vida. Por cierto, mi esposa estuvo de acuerdo conmigo desde el principio y aconseja a todas sus amigas la portación de un condón en sus bolsos.
NOTAS:
En caso de haber sido violada o violado, recurra a estos grupos de ayuda o llame a los teléfonos-53-46-88-00 inmediatamente después de la violación, es de vital importancia para su salud física y mental, y para asesorarse legalmente.
Después de la violación, por ningún motivo se lave o se bañe antes de que el médico legista la revise. Es indispensable para demostrar y probar por quién fue cometida la violación, sobre todo cuando existe denuncia.
Recomendación:
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Insurgentes Sur 1898 CP.01030 Álvaro Obregón, México DF.Tel. 50 89 12 20
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