VIDEOS DE DEFENSA PERSONAL PARA SALVAR TU VIDA

Todos los videos son seleccionados cuidadosamente, para que no sean díficiles de aprender y aplicar instintivamente.
Es importante que los practiques con un compañero o solo, principalmente frente al espejo. Si tu tiempo lo permite, has ejercicio diariamente durante media hora. Los básicos: lagartijas, sentadillas y abdominales, un poco de elasticidad y caminar enérgicamente 10 minutos. Tus músculos responderán de forma automática.
Los videos están en varias partes del Blog.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

MANUAL DE PROTECCIÓN PARA MUJERES




¡PROTÉJASE!
MANUAL DE PROTECCIÓN PERSONAL PARA MUJERES
Extracto del libro
Por Jessica Davies
Editorial Diana
México

Debe destacarse que la omisión en adoptar medidas preventivas no significa que una agresión sea “culpa” de la víctima; nunca lo es.

El manual de Protección Personal para Mujeres intenta dar soluciones para los puntos vulnerables de la mujer, en especial qué hacer ante agresiones por parte de extraños. Partimos de una doble propuesta: la creencia de que la mujer tiene derecho a vivir en libertad, sin temor a los peligros mundanos. Mientras debe sentirse capaz de ocuparse de sus asuntos y disfrutar del placer con la misma confianza que lo hace un hombre, también debe aceptar que enfrenta amenazas especiales.

La prevención es clave de la protección personal por tanto es el objetivo de ésta sección. Muchos ataques nunca habrían sucedido si se hubieran tomado unas cuantas precauciones básicas de protección. Estas medidas prácticas y de sentido común pueden mejorar y nunca reducir su calidad de vida, pues al adoptarlas se despojará de la sensación de temor. Debe destacarse que la omisión en adoptar medidas preventivas no significa que una agresión sea “culpa” de la víctima; nunca lo es.

La capacitación en defensa personal es parte del paquete preventivo. Al conocer cómo puede defenderse físicamente. La mujer adquiere confianza en ella misma y se mantiene alerta ante el peligro, lo cual es primordial. Sin embargo, si es víctima de una agresión no debe confiar totalmente en lo que aprendió para responder automáticamente de manera violenta. Al contrario de los escritos sobre autodefensa, no creo que una mujer que ha sido sorprendida por un asalto pueda poner al instante en práctica y con éxito, lo que ha aprendido en su clase de karate, la vida no es así. Si se ve obligada a pelear, hágalo de la manera más sucia que pueda, que sea muy doloroso para su atacante e inmediatamente huya. En otros capítulos le mostraremos los movimientos básicos para pelear sucio cuando seamos víctimas.


Al final, nadie es tan experto para dar un consejo infalible en todas las situaciones. Una buena defensa y autoprotección son cualquiera que funcione en su caso; existen muchos y diferentes tipos de mujeres como los hay de asaltantes y de asaltos, y mientras una patada bien colocada puede funcionar bajo ciertas circunstancias, gritar ¡ auxilio! Puede resultar útil en otras. Cada quién debe decidir que hacer en el momento del asalto.
Lo que sí podemos hacer es preparar a la mujer para tomar esa decisión, dándole a conocer esas opciones y hacerla pensar positivamente en las muchas maneras en que puede protegerse: podemos ayudar a la mujer a olvidar responder en forma indebida y por demás peligrosa como aterrorizarse y sufrir pánico. ; puede aprender a identificar los indicios tempranos de peligro; a controlarse más en una confrontación peligrosa, ganarle la ventaja a su agresor y huir.
El propósito es enseñaren todas estas lecciones. Quiero que las mujeres que lean ésta sección, no sientan más temor, que se sientan libres para vivir vidas plenas e independientes. Quiero que crean, en caso de que alguna vez tuvieran que enfrentarse a un asalto, que disponen de los recursos necesarios para protegerse.



ASERTIVIDAD*: SU PRIMERA LÍNEA DE DEFENSA


Asertividad y protección personal

En la década de los dos mil la imagen de la mujer es de fortaleza e independencia, nunca como ahora, ha tenido tanto control y confianza en su propio destino, ni ha gozado de tanta firmeza en el ámbito laboral en un plano de igualdad ante el hombre.
No obstante estos osados y maravillosos avances usted continúa viviendo acechada por agresiones potenciales; a pesar de su fortaleza aún le provoca temor caminar sola por las calles oscuras. Los hombres también enfrentan amenazas y sufren agresiones, pero no comparten esa sensación especial de temor acendrado que padece cualquier mujer, independientemente de edad o condición social, cuando camina por un callejón o entra sola en una casa vacía a altas horas de la noche.

¿Por qué prevalece esta condición?
Uno de los motivos es que la mayoría de las mujeres no concuerdan con la imagen femenina que nos imponen los medios de comunicación. Las pasadas generaciones poco conocen de la independencia de la mujer profesional de los noventa, pues aprendieron los patrones tradicionales de femineidad en cuanto a dependencia total del hombre en todas las áreas, incluso en la de la protección, cuando se enfrentan a la violencia su reacción es pasiva, hasta derrotista; no tiene caso pelear, él ganará de cualquier manera.
Tal respuesta es compartida por la mayoría de las demás mujeres, entre las que a pesar de décadas de feminismo de por medio, aún subsiste esa falta de seguridad en ellas mismas que las conduce a asumir la derrota en cualquier confrontación violenta. Hasta las representantes genuinas de la mujer actual, seguras de ellas mismas, son proclives a la misma pasividad. Siglos de acondicionamiento avalan nuestra nula preparación para responder asertivamente ante la violencia.

Desafiar y modificar este condicionamiento particular del sexo femenino, aprender a ser asertivas y seguras de ellas mismas en nuestra vida cotidiana, es le primer paso para emprender un programa efectivo de protección personal.

La palabra “asertiva”, que se analizará con detalle más adelante, nada tiene que ver con ser agresiva, mucho menos con ser poco cooperativa o negativa, como en forma errónea, suponen algunas personas. Asertividad implica simplemente aprender a comunicar lo que siente y desea con claridad, tomar iniciativas y decisiones, asumir responsabilidad y control de su propia vida. Toda mujer tiene derecho a considerar sus propias necesidades, por tanto, no rechace ese derecho tan sólo porque esta palabra le cause problemas.
Al aprender hábitos asertivos en todas las áreas de su vida, adoptará, de manera automática, una actitud más positiva ante el peligro. No se convertirá en una mujer capaz de enfrentarse sola a una pandilla de delincuentes y vencerlos, ni tampoco se librará por completo del temor; todas las mujeres, sin importar edad ni condición, experimentamos momentos de vulnerabilidad aterradora. El terror es algo cotidiano para las mujeres que viven en áreas peligrosas.
Sin embargo, al aumentar su asertividad adquirirá nueva confianza en usted misma, y una sensación de poder que aumentarán con cada acción asertiva que emprenda. Ya no será una “víctima” temerosa cuando camine de noche por una calle oscura, sino alguien que sabe hacia dónde va y que no permitirá ser molestada. Cuando un extraño llame a la puerta, tendrá la firmeza necesaria para despedirlo cortésmente. Cuando su automóvil se descompone y quede atrapada en un lugar desconocido, recurrirá a un plan positivo de acción, y cuando tenga que llevar a cabo negociaciones en una ciudad desconocida del interior, sabrá que tiene recursos propios dentro de sí misma a los cuales puede recurrir.
Bajo cualquier circunstancia demostrará confianza en usted misma y en consecuencia obtendrá el respeto de los demás. No es posible fingir confianza en usted misma, ésta debe surgir de su interior. A continuación le mostraremos diversas formas de acrecentar la confianza en sí misma.

¿Qué tan asertiva es en su vida diaria?

Antes de continuar debe analizar con detenimiento sus propios patrones de conducta, tenga en mente que si no puede actual en forma asertiva en situaciones cotidianas, sus posibilidades de actuar en momentos de crisis son escasas. Hágase las preguntas siguientes:

¿Evita las situaciones conflictivas a costa de lo que sea? Si es así, carece de asertividad.
¿Confía en que otros le resuelvan situaciones molestas? Si su respuesta es afirmativa, le falta asertividad.
¿Domina el arte de expresarse con claridad por difícil que ello sea, de manera cortés pero con firmeza? Si es así, ha desarrollado una actitud asertiva.

En cierta ocasión mientras trabajaba en la biblioteca, Jane sintió resistencia a comportarse de manera asertiva; la irrupción de tres adolescentes escandalosas que se sentaron cerca hablando y riendo la alteraron, las chicas azotaron sus libros en la mesa y se colocan sus audífonos. El volumen de los aparatos debe haber estado a toda su capacidad, pues hasta los lectores que se encontraban al fondo hicieron gestos de disgusto, les lanzaron miradas reprobatorias y ... reanudaron pacientes su lectura.
Jane estaba iracunda. El eco metálico que escapaba de los audífonos le causó una mezcla de emociones, ira, resentimiento y la tan familiar ansiedad. ¿Debía confrontarlas o dejar pasivamente que continuaran con su comportamiento antisocial? Jane no es una persona a la que le falte asertividad, pero el trío de mozalbetes inspira temor con su cabello decolorado, sus peinados estrafalarios, chamarras de cuero y ojos enmarcados con delineador. El instinto natural indicaba dejarlas en paz, después de todo Jane no deseaba iniciar una pelea, además si la situación empeoraba podía optar por marchares a casa.
Veladamente, Jane esperaba que le hombre que estaba sentado a su lado se hiciera cargo del problema, no fue así, y finalmente se hartó. Con educación, pero con firmeza, Jane se acercó, les pidió que apagaran su música; las muchachas se rieron en su cara y contestaron que desapareciera, que se esfumara. Enseguida se dio una batalla de voluntades, en la que continuaron ofendiéndola mientras Jane no cedía ni un ápice y repetía su petición.
De pronto, todo terminó, Jane había vencido, su obstinación avergonzó a las chicas que aceptaron sumisas; el ruido metálico cesó y Jane volvió a su lugar. Las injurias, acompañadas de carcajadas continuaron un rato, pero de pronto terminaron. Jane dijo sentirse maravillosamente bien, poderosa, invencible.



El síndrome de la niña bonita

Se narra la anécdota anterior porque ilustra el mensaje de este libro: las mujeres tienen el derecho y poseen la capacidad de actuar asertivamente cuando enfrentan una situación desagradable. Lo que nos falta es el hábito de hacerlo, por tanto no estamos preparadas para enfrentar el acoso verbal y físico o lo que es aún más crítico, la agresión violenta.
Dada la forma en que se nos ha educado, esto no causa demasiada sorpresa; desde que nacemos se nos enseña que ser femenina significa ser gentil, dulce, complaciente y educada, no ser conflictiva. Mientras esto parece ser un dechado de virtudes, puede equivaler al suicidio cuando, como ejemplo extremo nos enfrentamos a un pervertido sexual. Nuestro instinto primario puede indicarnos estar alerta, sin embrago hacemos caso omiso de las advertencias en aras de no ofender a nadie. En forma inofensiva pero desesperante, esto aconsejaría pasar por alto a personas escandalosas en la biblioteca, pero al otro lado de la escala significaría admitir en casa a un extraño que afirma ser empleado de Teléfonos o de la compañía de gas, pero que no lleva consigo ninguna identificación.

Sólo cuando es demasiado tarde se da uno cuenta

que ser amable es algo muy arriesgado

El hábito de los buenos modales, tratar de nunca ofenderse es un rasgo femenino muy particular y con frecuencia deriva en una respuesta pasiva ante el peligro; esto nos hace muy vulnerables. Nuestra concepción de esa vulnerabilidad nos vuelve temerosas y nos crea una mentalidad de “víctimas”, es un círculo vicioso que el agresor explota.



No hay comentarios:

Publicar un comentario